lunes, 21 de septiembre de 2009

Introducción: ¿Como las decisiones del pasado pueden influir en nuestro presente?

Actualmente, cuando nos informamos respecto a todo aquello que abarca las condiciones económicas de nuestra nación, tendemos a preguntarnos “¿Cómo es que llegamos hasta este punto crítico? ¿Por qué cada vez estamos decayendo más? ¿Por qué los medios muestran un gran progreso económico nacional pero la inflación es cada vez mayor y por que hay cada vez más desempleo?”. Cuando nos surgen estas dudas, nos ponemos a reflexionar, primero le echamos la culpa a los desempleados, a todas aquellas personas que viven del esfuerzo de los demás, luego a los políticos al poder, que no solo viven de nuestros impuestos, sino que también van destruyendo paulatinamente nuestra estructura económica, política y social. Buscamos cientos de referentes a quien inculpar; no obstante, en una reflexión profunda, logramos hallar al verdadero culpable de nuestra decadencia, pobreza e inestabilidad: nosotros mismos, el pueblo.
“¿Cómo puede ser el pueblo el culpable si ellos solo siguen las ordenes de sus líderes, de sus representantes al poder?”, la realidad es que nosotros, los propios argentinos, nos dejamos manipular por aquellas personas que solo buscan la ventaja y el bien propio; nos dejamos someter por las catastróficas y perjudiciales decisiones de nuestros representantes; pero sobre todas las cosas, somos nosotros los que dejamos que todas aquellas personas, tóxicas y atroces, lleguen a ser “la voz del pueblo” cuando en realidad están siendo “la voz de su propia codicia”. Los argentinos son los las personas que les conceden a los gobernantes expresar nuestras necesidades y satisfacerlas, les permiten estar un escalón más arriba del resto de los habitantes para regir un país libre e independiente donde todas las personas, ya sea hombre o mujer, niño, joven o adulto, argentino o extranjero, son iguales y merecen vivir bajo las mismas condiciones, tener las mismas oportunidades y vivir en una comunidad armónica; y, especialmente, son los que les permiten tomar las decisiones por el resto de la sociedad.
Sin embargo, esta deficiencia en nuestras decisiones posee un antecesor, una influencia previa que la dispara y tiende a provocar las consecuencias posteriores, anteriormente nombradas: la falta de educación. Cuando alguien se educa, no se le enseña únicamente para que sepa sobre un tema especifico, para engrandecer su mente, sino también para poder aplicarlo a la vida real, para engrandecer su conocimiento sobre temas que involucran y afectan a todos los habitantes, como por ejemplo, el alto y desmesurado grado de pobreza que se extiende sobre la nación; pero, mas que nada, se instruye a una persona para aprender sobre los errores del pasado y lograr un mejor futuro. Cuando un niño mete la mano en el fuego, se quema y siente una fuerte quemazón y dolor en la mano; este incidente no solo muestra que el fuego quema, sino que también no hay que meter la mano en el porque salimos dañados, el niño aprende a no cometer el mismo error que antes para cuidarse a si mismo. Lo mismo ocurre con la economía: aprendemos de los errores del pasado, de las malas decisiones tomadas, de las diferentes crisis y problemáticas para no volver a tropezar dos veces con la misma piedra y construir una nación más estable, pacífica y productiva. Si la gente no se educa, si no conoce sobre su pasado, sobre su presente, ¿Cómo puede pretender un mejor futuro?
A lo largo de este ensayo, se intentara instruir a aquellos que desconocen sobre la realidad económica Argentina recorriendo los dos últimos siglos de nuestra historia y desempolvar aquellos conocimientos olvidados y abandonados en lo más profundo de la mente a aquellas personas que si fueron instruidas de conocimientos, pero que se olvidan de nuestras raíces, de las decisiones que hoy nos forman como país y las influencias que nos afectaron. Es importante destacar la importancia de estos conocimientos para saber donde hoy estamos parados, de esta forma, habrá un pantallazo histórico que conecte la secuencia de cambios y alteraciones que ha sufrido la economía Argentina los últimos doscientos antes, demostrando que existe un hilo conductor y que, ciertamente, nuestros antecesores fueron una gran influencia y determinaron, en cierta forma, la economía actual. Cada decisión tomada, correcta o errónea; cada influencia, interna o externa; cada ínfimo cambio no solo estructuraron y desestructuraron, construyeron y destruyeron, restablecieron y renovaron la economía argentina de años anteriores, sino que también afecto el presente.
Finalmente, se abordara más que nada la realidad económica actual, lo que las personas de hoy están experimentando, y con toda la previa información, se tendrá como objetivo también concientizar a la sociedad argentina; provocar una movilización interna y cambiar la actitud resignada de dejarse llevar por las desastrosas decisiones de los representantes que elegimos bajo un velo de ignorancia, y preguntarse: “¿Por qué no empezamos a prestar más atención y a tomar mejores decisiones?”

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