jueves, 19 de noviembre de 2009

Capítulo III. Etapa de industrialización nacional (1930-1976)

Luego de la crisis de 1930, Argentina perdió el protagonismo que solía tener en el mercado mundial en el período del modelo primario exportador. Este radical cambio se distingue claramente entre la crisis del 30´y el establecimiento de la dictadura militar (dentro del marco nacional); un período de verdadera inestabilidad política ya que, a lo largo de los 36 años que duro esta etapa, hubo cambios radicales con respecto a la política económica del país, influida esencialmente por las ideologías del gobierno a la cabeza del país. Por otro lado, hubo cambios sustanciales en cuatro sectores importantes: el reemplazo de la economía primaria exportadora por el sistema de sustitución por importaciones, el desarrollo industrial, el nuevo rol del Estado y el cambio de rol en el sector agropecuario.
Hacia 1930, se distingue un cambio profundo del rol Argentino en el mercado mundial, debido a la necesidad del desarrollo industrial y tecnológico dentro del ámbito interno y a la transformación del contexto internacional. En consecuencia, se produce un quiebre del sistema de vinculación internacional; en este período de crisis se firmó el tratado Roca-Runcimman entre Inglaterra y Argentina, donde se aseguraba la venta de carne al mercado inglés mientras Argentina aceptaba realizar enormes concesionarias. Asimismo, hubo importantes caídas tanto en las importaciones como en las exportaciones: mientras que en 1920, los productos exportables, como la carne y los cereales, constituían del 25 al 30% de las exportaciones, en 1930, pasaron a ser del 10%; con respecto a las importaciones estas también decrecieron significativamente. En el ámbito textil, las importaciones cayeron de un 40% a un 25%, mientras que en los bienes de consumo la caída fue del 37% al 4%. Esta etapa representa una gran declinación económica por lo que fue necesario un cambio en el sistema económico.
La solución a este problema fue el desarrollo de las industrias en el ámbito nacional con el fin de independizarse de la necesidad de importaciones de productos internaciones; es decir, restringir las importaciones hasta un nivel permitido, y de esta forma, es desprecio de la moneda nacional sería menor. No obstante, la reducción de productos importados y el mantenimiento del ingreso nacional producen, como consecuencia, el aumento del precio de estos artículos importados en el mercado interno, mientras que los salarios no crecen en la misma proporción que los precios de los productos. El efecto de este cambio beneficiaria en cierto modo a las empresas industriales, ampliando su margen de ganancias a partir de la producción masiva de los bienes previamente importados por el país; en otras palabras, las empresas industriales nacionales abastecerían la demanda con aquellos productos importados que se dejaron de importar, satisfaciendo la producción y el consumo interno. Esta sustitución de importaciones no es un proceso estático, sino más bien, consiste en un proceso dinámico de abastecimiento y satisfacción de la demanda que va cambiando con el desarrollo. Lo que se intenta llegar es a la industrialización del país, para lograr la sustitución de las importaciones y, finalmente, lograr una autarquía, es decir, una economía autoabastecida. Esta iniciativa produce un cambio en las tendencias: en primer lugar, un cambio en la estructura de producción, en este caso sería el desplazamiento del crecimiento económico del país hacia las industrias; y en segundo lugar, la incorporación de nueva tecnología, insumos y equipos del exterior, necesarios para aumentar la productividad de estas industria. En resumen, estas sustituciones de importaciones en países de desarrollo industrial tardío presentan tanto factores a favor como en contra: por un lado, ayuda a incorporar tecnología nueva y adecuada estructura de producción, pero, por el otro lado, no logra el nunca a la autarquía total de productos importados y abastecimientos de manufacturas.
Este cambio en el sistema económico es la principal ideología que permite el amplio progreso de las industrias nacionales, además de estar determinada por otros tres factores esenciales: desarrollo tecnológico, tamaño y estructura de mercado y el comercio exterior. Las industrias, en la época previa a la Revolución Industrial, disponía de conocimientos tecnológicos rudimentarios, procesos productivos de pocas etapas y actividad mecánico-manual; pero luego de la Revolución industrial, hubo un increíble avance y progreso tecnológico con respecto a la maquinaria y, en consecuencia, de los productos manufacturados. Comenzó una etapa de mayor complejidad, producciones en masa, sin embargo, en un país subdesarrollado como Argentina, la demanda de manufacturas y equipos complejos es muy reducido; el ingreso disponible se gasta esencialmente en alimentos y otros tipos de consumo. Además, este tipo de país tiende a concentrar la producción en otros tipos de industrias, las tradicionales, ya que requieren menor demanda de inversiones, menor complejidad tecnológica y no requieren de una gran movilización de capital; son más simples. Luego de un tiempo, una vez que se instaure el sistema de sustitución, las industrias más dinámicas tendrán mayor importancia. Argentina es un caso significativo del desarrollo de las industrias, y se puede ver claramente en contraste con el agro durante la etapa del modelo agroexportador y la de sustituciones por importación. Durante el sistema agroexportador, el agro generaba el 45% del valor agregado, mientras que la industria únicamente producía el 40%, bajo la dependencia de la producción y desarrollo del agro; en 1940, se produjo un cambio radical, donde las industrias asumieron el liderazgo y proporcionaban el 70% del valor agregado, mientras que el agro generaba el 17%. Claramente, se puede ver en estos porcentajes un desplazamiento del agro: en este período, la industria es el modo de producción dominante, y se distinguen dos etapas de este desarrollo. La primer fase, entre 1930 y 1950, donde hubo un amplio progreso de la industria tradicional, como por ejemplo, la textil. La segunda fase, entre 1950 hasta 1970, se produce un desarrollo importante en la industria dinámica, donde finalmente asumen el liderazgo. Durante la segunda fase, la industria dinámica proporciono el 80% del valor agregado y este nuevo desarrollo industrial en Argentina, provocó alteraciones en dos factores: la circulación del capital, los salarios, y el trabajo, donde hubo un aumento intenso en el uso de mano de obra. No obstante, a pesar del amplio desarrollo industrial, característico de esta época, esta estructura plantea dos cursos fundamentales la cual un país de desarrollo tardío: o bien, puede producir un cambio definitivo en la estructura de exportaciones, produciendo y exportando manufacturas en vez de materias primas y alimentos, este curso constituye la formación de una economía industrial avanzada; o bien cubrir la demanda de importaciones con divisas de exportaciones de los productos primarios. Este segundo curso, más bien característico de la Argentina, conduce íntegramente a un estrangulamiento externo, por que claramente se sabe que los productos primarios exportados no son capaces de satisfacer la demanda interna de importaciones. Hay que tener en cuenta esto ya que, Argentina, durante este período, no logra un desarrollo industrial completo.
Con el cambio de modo de producción y el avance de las industrias, también se altera el rol del sector agropecuario en la economía nacional. A partir de 1930, la zona rural comienza a cumplir dos funciones importantes: en primer lugar, sustentar al país con materias primas y, en segundo lugar, generar suficiente capital y productos primarios para abastecer a las industrias nacionales. La agricultura y la ganadería pasaron a un segundo plano; ya no consistían la actividad primaria y esencial para abastecer al país, ese puesto lo arrebato la industria luego de la crisis de 1930; el volumen de producción cayó enormemente, y de forma consecutiva, disminuyeron los saldos exportables. No obstante, no hay competencia ni contradicciones entre ambas actividades ya que, a pesar de que la agropecuaria dejo de ser la actividad primaria, la industria seguía dependiendo del desarrollo agropecuario. El sector agropecuario también fue receptor de una interesante evolución, debido a esta industrialización nacional y el mercado nacional y, como consecuencia, permite que se satisfaga la demanda interna. Pero, por el otro lado, si nos focalizamos detenidamente en el sector agropecuario, también hay una distinción importante: en este período, hay un desplazamiento de los cereales y oleaginosos por parte de la ganadería, especialmente, vacuna, provocando no solo una migración rural interna, sino que la ganadería adquiere más importancia.
Finalmente, el nuevo rol del Estado constituye el cuarto y último factor de cambio en esta etapa, donde se desenvuelve como un “Estado de Bienestar” o, mejor dicho, un Estado interventor. La participación del Estado toma mayor importancia a partir del desarrollo de nuevos organismos e instituciones, para lograr que este tenga una amplia intervención económica. Se impusieron cambios profundos, completamente distintos al de antiguos períodos por la necesidad de salir delante de la crisis, transformando al estado en un Estado empresario. Asumió muchas más responsabilidades y más complejas en comparación a la etapa anterior, donde la política librecambista no dependía de las responsabilidades y el manejo del estado; en esta etapa más proteccionista, toma un rol más importante. Durante los 40´, fueron estatizados servicios públicos de gran importancia, como los ferrocarriles, el gas, los teléfonos, y más tarde, el agua, la energía y Aerolíneas Argentinas. Además, había una amplia presencia de actividad industrial. En los 50´, no solo las empresarias públicas adquirieron un importante dinamismo, sino que también se crearon instituciones estatales para el desarrollo y avance científico y se realizaron proyectos y campañas de infraestructura.
Todos los factores previamente nombrados y explicados la economía industrializada del país, principalmente caracterizada por la sustitución de importaciones. Esto trajo consecuencia tanto favorables, como lo es en el caso de Buenos Aires y la región del Litoral, pero muy particularmente la zona de Capital Federal, como consecuencias desfavorables, como lo es en el caso de las provincias del Interior. En la zona de Buenos Aires, específicamente Capital Federal y alrededores, no solo había una amplia concentración de población como consecuencia de el gran número de extranjeros que residían en esa zona y de la migración masiva proveniente del Interior, sino que también se debe al acelerado proceso de industrialización. Al haber más progreso en la ámbito industrial más que en el rural, tiende a generar un aumento de las migraciones: por un lado, por la escases del trabajo disponible en el campo, y por el otro, a partir del increíble desarrollo tecnológico y la amplia disponibilidad de empleo. Asimismo, el progreso lleva también un acelerado proceso de urbanización gracias a la nueva tecnología que se incorpora. En síntesis, el reconocido progreso industrial, me cambio de actividad predominante y la diferenciada distribución de la población en el ámbito nacional, provocó como consecuencia, la transformación de la estructura económica y la importante atracción de Gran Buenos Aires, únicamente. El resto de las provincias no tuvieron la misma suerte que la capital; “así, la industrialización del país situó su efecto integrador en un espacio limitado del territorio nacional, dejando fuera de su alcance al resto de las regiones argentinas” (Ferrer, 1960, pág. 360). El proceso de industrialización se dio para unas pocas provincias, no obstante, algunas de las provincias del Interior lograron la industrialización interna a partir de la posibilidad de generar productos primarios para las industrias, y de esta forma, garantizo puestos de empleo suficiente para mantener su economía regional funcionando. En conclusión, de alguna forma, funcionaban como una máquina, donde una abastece a otras dándole el equilibrio al sistema; pero esta máquina nunca logro llegar al completo equilibrio y terminal desarrollo industrial.
Es importante situar este proceso económico en su contexto histórico:
Principalmente, esta etapa se distingue por ser compleja, desordenada, desequilibrada, comenzando con estar en el período entre guerras, experimentar la Segunda Guerra Mundial, y transcurrir en la primer parte de la Guerra Fría. En el marco interno, se identifica la inestabilidad política: la crisis de la ideología y los valores liberales en la etapa de post guerra, el establecimiento de un gobierno radical fraudulento, un golpe de estado en 1943, los dos gobiernos de Perón, luego, la “Revolución libertadora” donde in intentaba restablecer los valores liberales, característicos a la etapa anterior al peronismo, el gobierno radical de Frondizi, apoyado por los peronistas, la restauración liberal, el autoritarismo de Onganía, el regreso del peronismo y la sucesión por parte de Isabel Martínez de Perón y, finalmente, el golpe de estado que determina el comienzo del gobierno militar en marzo de 1976.
Unos de los períodos políticos de mayor importancia fueron los que corresponden a los dos gobiernos peronistas, donde se desarrollaron el primer y el segundo plan quinquenal. Fueron importantes no solo porque presentaban un proyecto país, sino porque también el gobierno peronista fue una importancia influencia en el desarrollo industrial. El peronismo crecía en la armonía en la sociedad y no en la lucha entre clases, por lo que apoyaban al sector obrero y lo ayudaban otorgándole mejoras, además de considerar injusto al capitalismo por la distinta distribución de riquezas. Como consecuencia de esto, había construido una ideología de estructura económica donde el estado debía intervenir para lograr tanto el crecimiento económico como la armonía entre clases sociales. Durante su gobierno, instauro el primer Plan Quinquenal, el cual tenía como objetivo trasformar la estructura económica del país y, de esta forma, lograr un amplio desarrollo del mercado interno. Nacionalizó servicios públicos, instauró el sistema de sustitución por importaciones, el Estado controlo los precios de los productos de consumo popular, y fermentó el desarrollo de la industria liviana, entre otros cambios. Tanto la urbanización como el aumento de empleo, la alteración de la estructura productiva, y las migraciones internas lograron la equitativa distribución de ingreso y, además, una época de distinguida prosperidad. En su segundo gobierno, perón estableció el Segundo Plan Quinquenal, claramente distinto al primero, ya que Argentina comenzó a experimentar serios conflictos económicos y se requería de un cambio en el plan económico. Este segundo plan de país fomentaba principalmente el desarrollo de la industria pesada, favorecer al sector agropecuario mediante la mejora de los precios en el sector rural y alentar la llegada de capitales extranjeros que permitieran el avance del sistema de sustitución por importaciones. Asimismo, el plan incluía una reducción del gasto público, del consumo y el congelamiento de salarios para evitar el desmedido aumento de inflación. Esto logró, de alguna forma, una modesta recuperación, sin embargo, también provocó caos y descontento en la sociedad, causando un progresivo aumento de las críticas y las huelgas. Asimismo, el autoritarismo instaurado por el régimen peronista en este período, agravo la situación, aumentando las manifestaciones en contra del gobierno peronista; finalmente, el conflicto con la Iglesia causó la caída y el exilio de Perón en 1955.
El proceso de industrialización se dio en un marco caótico, complejo, donde había una enorme inestabilidad económica, donde se iba de un sistema liberal al sistema peronista, para luego terminar en un sistema autoritario, y así sucesivamente. Fue un período donde no hubo un definido partido en el poder, una ideología predominante a lo largo de estos 36 años, sino que existieron diversas, unas distintas de otras, y con el paso de nuevos presidentes al mando del país, de la misma manera se implantaban nuevos sistemas políticos económicos, no obstante nunca te terminó de definir uno en particular. Allí se haya la falla principal de este sistema, el problema que causó el fracaso de la industrialización: la debilidad política Argentina.

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